Buscar este blog

domingo, 31 de enero de 2016

31 de enero: San Francisco Javier María Bianchi

Francisco Javier Bianchi nació en Arpino, en 1743.

Hizo sus estudios eclesiásticos en Nápoles y recibió la tonsura a los catorce años. Su padre se opuso tenazmente a que el joven entrara en la vida religiosa, y Francisco Javier atravesó un período de angustioso conflicto entre la voluntad de sus padres y lo que él consideraba como la voluntad de Dios.

Finalmente acudió a San Alfonso de Ligorio en busca de consejo, durante una de las misiones del santo. Éste le confirmó en su vocación y Francisco Javier, venciendo todas las oposiciones, entró en la Orden de los Clérigos Regulares de San Pablo, más conocidos con el nombre de barnabitas.

Probablemente a consecuencia de los esfuerzos que había hecho para superar esa prueba, el santo cayó enfermo y sufrió terriblemente durante tres años. Por fin, logró rehacerse, realizó grandes progresos en sus estudios y se distinguió particularmente en la literatura y en las ciencias.

Fue ordenado sacerdote en 1767.

Sus superiores le dieron muestras de excepcional confianza, ya que no sólo le permitieron oír confesiones a pesar de ser muy joven (cosa muy rara en Italia), sino que le nombraron superior de dos colegios, a la vez. El santo ejercitó este cargo durante quince años.

Le fueron confiados otros muchos oficios de importancia, pero Francisco Javier se sentía cada vez más llamado a despegarse de las cosas terrenas y consagrarse enteramente a la oración y a los ministerios sacerdotales.

Así pues, empezó a llevar una vida de extremada mortificación y austeridad. Pasaba gran parte de su tiempo en el confesionario, a donde miles de personas iban a consultarle. Su salud se resintió y le sobrevino una debilidad tan grande, que apenas podía arrastrarse para ir de un sitio a otro. No por ello cambió Francisco Javier su forma de vida, sino que siguió adelante como si nada sucediese. Su valiente resolución de vivir al servicio de los demás parece haber dado una eficacia especial a sus palabras y oraciones, de suerte que todos le consideraban como un santo.

Cuando las congregaciones religiosas fueron dispersadas en Nápoles, Francisco Javier se hallaba en un estado lamentable; tenía las piernas hinchadas y cubiertas de llagas, y había que llevarle cargado al altar para que celebrara la misa. Esto tuvo la ventaja de merecerle privilegios especiales, pues las autoridades le permitieron conservar el hábito religioso y permanecer en el colegio, donde vivió totalmente solo en la más estricta observancia religiosa.

Se cuentan muchos milagros y profecías del P. Bianchi. En el proceso de beatificación se hizo mención de dos notables casos en los que multiplicó el dinero para pagar deudas. Durante la erupción del Vesubio, en 1805, la población llevó al santo en vilo hasta el río de lava, que se detuvo en cuanto Francisco Javier hizo la señal de la cruz, frente a él. La veneración que los napolitanos le tenían al fin de su vida era ilimitada: «Roma tuvo su Neri (negro) - decían -, pero nosotros tenemos a nuestro Bianchi (blanco), que no es menos bueno». Muchos años antes, una de sus penitentes , Santa María Francisca de Nápoles, muerta en 1791, había prometido al P. Bianchi que se le aparecería tres días antes de que él pasara a mejor vida. Este estaba persuadido de que la santa cumpliría su promesa, como sucedió en efecto.

San Francisco Javier María Bianchi exhaló el último suspiro el 31 de enero de 1815.

Fue canonizado en 1951 por SS Pío XII

(fuente: www.barnabitas.cl)

otros santos 31 de enero:

- Beata Madre Candelaria de San José
- San Juan Bosco

sábado, 30 de enero de 2016

30 de enero: Santa Martina

Virgen y Mártir

La Santa fue sometida a muchos tormentos y finalmente decapitada en Roma, bajo el emperador Alejandro (Severo 222-235).

Según algunos existía en Roma una capilla consagrada a Santa Martina, a la que los peregrinos acudían con gran devoción, en el siglo VII. Sus reliquias fueron descubiertas en una bóveda en ruinas de su antigua iglesia y que, en 1634, fueron trasladadas a la nueva iglesia que el Papa Urbano VIII había construido en su honor. Asimismo, compuso los himnos de Santa Martina para el breviario, y se dice que la ciudad de Roma la considera como una de sus patronas particulares.

A pesar de estas afirmaciones, la existencia histórica de Santa Martina es dudosa. Los documentos más antiguos dicen que fue martirizada en Roma, pero no hay ninguna tradición primitiva que mencione ese hecho.

(fuente: aciprensa.com)

otros santos 30 de enero:

- San Muciano María Wiaux
- Santa Jacinta de Mariscotti

viernes, 29 de enero de 2016

29 de enero: Santa Radegunda de Treviño

Se desconoce todo lo que se refiere a su nacimiento. El martirologio romano la llama Radegundis y es una de las gloriosas vírgenes que ha dado España.

Aparece como la última religiosa del monasterio de san Pablo, en Burgos, que perteneció a la Orden Premostratense. La extrema pobreza llevó a la extinción a este monasterio que quedó anexionado al de san Miguel de Treviño.

Llevada por sus deseos irresistibles de visitar los Santos Lugares de Roma, donde murieron tantos mártires y donde reside el Vicario de Cristo, marcha a la Ciudad Eterna. Tiene en su contra la poca salud que disfruta y los pocos medios de que dispone para tan largo, peligroso y costoso viaje; pero el fervor puede más que los miedos.

Saciada y llena de agradecimiento al Señor, animada por los besos puestos en las calles que pisaron los mártires, venerados los monumentos, regresa con numerosas reliquias. Ahora sólo quiere soledad y retiro.

Junto al monasterio de San Miguel habita en una pobre y mísera habitación que tiene un ventanuco por donde puede presenciar los santos oficios de la iglesia. No cambiaría aquel sitio por el mejor palacio. Sólo piensa en ser agradable a su Divino Esposo. Vive como los antiguos anacoretas del desierto y la gente del pueblo comenta con asombro sus penitencias, ayuno y oración.

Muere el 29 de enero del año 1152, cuando reina en Castilla Alfonso VI y es papa Eugenio III.

Es sepultada en la iglesia de San Miguel de Treviño donde sus reliquias son veneradas a través de los siglos.

(fuentes: Archidiócesis de Madrid; catholic.net)

otros santos 29 de enero:

- Beata Vilana delle Botti
- Beato Bronislao Markiewicz

jueves, 28 de enero de 2016

28 de enero: San Julián de Cuenca

San Julián fue el segundo obispo de la diócesis de Cuenca. Sucedió en esta sede episcopal a D. Juan Yáñez, una vez creada ésta tras la fusión de las antiguas sedes visigodas de Segóbriga, Valeria y Ercávica.

Las fuentes históricas no nos ofrecen mucha la información a cerca de San Julián. Un documento prueba que en julio de 1197 era arcediano de Calatrava, su nombre era el de Julián Ben Tauro (que significa Julián hijo de Tauro). Su apellido denota su ascendencia mozárabe –es decir, cristianos que vivían en reinos musulmanes, por tanto, en una situación muy especial-. Este documento lleva a afirmar, para la mayoría de los historiadores, el origen toledano mozárabe de San Julián.

San Julián llega a Cuenca en 1198, en unas circunstancias muy singulares. Se trata de un período de consolidación progresiva después de la reciente reconquista de la ciudad. Todos sus esfuerzos del santo se volcaron en procurar la paz, el bienestar y la instrucción, tanto de cristianos como de judíos y musulmanes, que convivían pacíficamente en aquellos tiempos. Estuvo 10 años al frente de la diócesis conquense.

En 1201 dio un estatuto al cabildo de Cuenca, que fue acompañado posteriormente de la donación de bienes para que los canónigos pudieran acudir mejor a sus necesidades. Promovió la firma de acuerdos entre el Cabildo y el Concejo de la ciudad para regular las relaciones entre los familiares o criados del cabildo y los ciudadanos de Cuenca, así como entre el mismo cabildo y los clérigos de la ciudad y sus aldeas, tratando de suavizar el poder que los canónigos ejercían sobre éstos.

Podemos imaginar la preocupación de San Julián por la creación de parroquias rurales en los lugares recién conquistados y en los que se continuaban asentando sin parar grupos de cristianos venidos del norte.

Nuestro santo era poco aficionado a la vida cortesana, mientras que lo que sí amaba era el retiro y el trabajo entre sus diocesanos. Porque es mucho lo que había de hacer en una diócesis de reciente creación, de no fáciles comunicaciones, de suelo árido y de inseguro asentamiento todavía. Todo apunta a que eran frecuentes los viajes que hacía a esos lugares, acompañado de algunos canónigos.

La mayor parte de los detalles de la vida de San Julián que nos han llegado a nosotros se debe a la tradición (salteada en muchos casos por “historias” piadosas), escritos que se desarrollarán sobre todo a partir del siglo XVI. Estos escritos de la tradición nos muestran a un hombre santo, elegido por Dios desde el seno materno (como los profetas), hombre lleno de humildad y de celo apostólico, gran benefactor de los pobres, con gran espíritu de oración y muy devoto de la Virgen María.

En una lectura del Oficio de Maitines (Lectura IV) se afirma que nació en Burgos de honrados y piadosos padres. Su nacimiento estuvo acompañado de determinadas señales que daban a entender lo que sería su santidad y su dignidad episcopal: su belleza al nacer que a todos causaba admiración; la aparición en su bautismo de un jovencito ornado de las insignias episcopales de mitra y báculo, el cual manifestó a los presentes que debían imponer al niño el nombre de Julián.

En la lectura V de ese oficio se puede leer: “Fue un verdadero padre para los pobres, que ayudó, con su dinero y con su trabajo, las necesidades de los menesterosos, de las viudas y de los huérfanos. Empleó los réditos de su iglesia tanto en ayudar a los míseros como en instaurar y ordenar los templos; contentándose, para vivir con poco sustento que procuraba con sus propias manos. Era asiduo en la oración, con cuya fuerza, ardiendo en paterna caridad, consiguió de Dios muchas y grandes cosas a favor de su pueblo. De las cuales las principales fueron éstas; como toda la diócesis padeciese escasez de grano, y nada quedase ya en los graneros episcopales, compadecido de la calamidad popular, dirigió al Señor fervientes oraciones mezcladas con lágrimas. Entonces sucedió, que fue transportada una gran cantidad de trigo, hasta las puertas de palacio episcopal, por numerosos jumentos, los cuales, depuesta su carga desparecieron.

San Julián se ejercitaba, según la tradición, en sus ratos de soledad, acompañado por su criado Lesmes, en los trabajos manuales, concretamente en el trenzado del mimbre y la fabricación de cestillas, el producto de cuya venta, aumentaba las rentas del obispado, que se empleaban mayoritariamente en la manutención de los pobres. Testigo de estos afanes, espirituales y económicos a la vez, en bien de los demás, es el Tranquilo, en el Cerro del Majestad, donde había un pequeño manantial al borde del cual crecían los mimbres.

En memoria y como homenaje a la caridad de San Julián, se instituyó por el Cabildo, a principios del siglo XV, la llamada Arca de San Julián o de la Limosna, que se convirtió en una institución benéfica, para atender a las necesidades más perentorias de los desheredados. Fundamentalmente se dio limosna de pan a diario, se procuró la crianza y acomodo de niños expósitos y se dotó para el matrimonio a aquellas jóvenes huérfanas, que de otro modo no hubieran podido casarse, dadas las costumbres y la mentalidad de la época. (Esta Arca se perpetuó en Cuenca hasta tiempos cercanos a nosotros).

Son muchas las incógnitas sobre su vida antes de ser arcediano de Calatrava. Cabe imaginar que, como cualquier muchacho de su época, estudiara Gramática y las demás disciplinar literarias del Trivio y del Cuadrivio en alguna escuela catedralicia, y después Teología y Cánones, adquiriendo así los conocimientos necesarios para ser sacerdote.

Atendiendo a la tradición burgalesa, que señala la casa donde nació y vivió con sus padres, habría realizado sus estudios superiores en la universidad de Palencia, de la cual habría sido a continuación catedrático. Hacia 1162, de repente se sintió con deseos e impulsos de soledad y de entrega directa al trato con Dios, coincidiendo con la muerte de su madre, por lo cual se preparó un retiro en la Vega de la Semella, junto al río Arlanzón de Burgos, en el cual encontraría suficiente tranquilidad para darse por completo a aquella vida. Allí aparece ya la figura de Lesmes, el fiel criado que ya no abandonaría la compañía de San Julián hasta su muerte.

Exponen después los biógrafos sus correrías apostólicas por toda España, una vez abandonado el retiro de la Semella. Tanto los reinos cristianos del Norte, como las tierras musulmanas, habrían sido testigos de su celo por la salvación de todos, y de sus afanes por reavivar o hacer nacer la fe de Cristo en todas partes y lugares que iba recorriendo como predicador ambulante. Creció su fama entonces, llegando a conocimiento del arzobispo de Toledo, que para cubrir la vacante del arcediano de Calatrava, ofreció el cargo a San Julián y hasta tuvo que vencer su resistencia para que lo aceptase.

Según los antiguos Obituarios del obispado de Cuenca, la muerte o tránsito de San Julián tuvo lugar el día 20 de enero de 1208 –según la tradición a la edad de 80 años-. Pero su fiesta se fijó el 28 del mismo mes, probablemente por conveniencias litúrgico-pastorales, y en esta fecha ha venido celebrando su fiesta durante siglos, en Cuenca y en los demás lugares en los que se le tiene un culto especial.

La iconografía posterior, a partir de finales del siglo XVI, nos ha presentado con frecuencia su tránsito, como una entrada triunfal en la gloria, vestido de pontifical, siendo recibido por la Virgen María, de la que él había sido muy devoto, entregándole una palma (como vemos, por ejemplo, en la Capilla del Transparente, donde está el arca de plata que contiene sus restos).

Como la Tradición pone de manifiesto y es fácil de imaginar, San Julián fue un gran apóstol, recorriendo muchos lugares de la geografía hispana predicando el evangelio de la salvación. Fue un gran misionero. También dentro de la misma diócesis de Cuenca, recientemente creada, que se fue repoblando con gentes venidas del norte, a raíz de la reconquista. A pesar de las grandes dificultades para desplazarse de un lugar para otro, él no escatimó esfuerzos para predicar el evangelio a toda criatura, como el Señor nos encomendó después de su resurrección.

(fuente: www3.planalfa.es/diocesiscuenca)

otros santos 28 de enero:

- Santo Tomás de Aquino
- Beato Moisés Tovini
- San José Freinademetz

miércoles, 27 de enero de 2016

27 de enero: Beato Manfredo Settala

Sacerdote y Eremita

Martirologio Romano: En Riva San Vitale (Suiza), poblado próximo a Como (Italia), beato Manfredo Settala, presbítero y eremita (1217).

Perteneció a la antigua familia milanesa de los Settala y al final del siglo XII fue párroco de Cuassoche que en aquel entonces comprendía las actuales parroquias de Cuasso al Piano, Cuasso al Monte, Brusimpiano Porto Ceresio y Besano, en la diócesis de Milán cerca de la rama sur-occidental del lago de Lugano.

Supremamente llamado a la vida eremítica dejó la vida pastoral y se apartó a las alturas del San Giorgio, solitaria montaña encajada entre los brazos meridionales del Ceresio.

Atraídos por la fama de su santidad, acudieron implorando consejo e intercesión las poblaciones de las regiones circundantes. En 1207 acudieron los habitantes de Olgiate Comasco qué, afligidos por mortal contagio, consultaron al beato que hacer para obtener su salvación y consuelo. El santo ermitaño los exhortó a ir en romería a la tumba de san Gerardo, que había muerto hacía poco en Monza, (6 de junio de 1207). Devotamente terminada la piadosa romería, la enfermedad súbitamente desapareció, y el pueblo de Olgiate por decisión unánime construyeron en la localidad una bonita iglesia en honor de san Gerardo, misma que se convirtió en destino de peregrinaciones; en 1938 la iglesia fue restaurada y re decorada y además el pueblo de Olgiate hizo voto perpetuo de acudir comunitariamente cada año al sepulcro de san Gerardo para recordar el antiguo prodigio.

La historiografía manfrediana, basada sobre antiguas tradiciones y respetables documentos, es rica en prodigios atribuidos a la intercesión del santo ermitaño.

Se sabe, por inequívocos testimonios, que el beato murió el 27 de enero de 1217.

El cuerpo del San fue enterrado en la capilla de Riva San Vitale, a los pies del monte San Giorgio. En 1387, por orden del obispo de cómo, Beltramo da Brossano, los restos del beato fueron colocados en un arca de mármol puesta en el área del altar para que los fieles cristianos le puedan brindar una adecuada devoción y reverencia.

En el 1633, el cuerpo fue trasladado a una urna preciosa, misma que fue instalada bajo la mesa del altar mayor, donde es venerado actualmente, lugar al que muchas parroquias de la región acuden en anual romería.

La fiesta litúrgica se celebra el 27 de enero, que en Riva es considerado día festivo; la festividad se revive el domingo siguiente, con la ingente participación de forasteros y la apropiada ornamentación de las calles, ya que la devoción al beato es todavía intensa en la región. La víspera de la fiesta todavía se acostumbra distribuir entre todas las familias el pan bendecido.

responsable de la traducción: Xavier Villalta 
(fuentes: santiebeati.it; catholic.net)

otros santos 27 de enero:

- San Julián de Mouras
- San Enrique de Ossó y Cervelló

martes, 26 de enero de 2016

26 de enero: Santa Paula

Patrona de las Viudas
347- 404
Su fiesta se celebraba el 26 de enero en el antiguo calendario.

Santa Paula nació el 5 de mayo de 347. Por parte de su madre, tenía parentesco con los Escipiones, con los Gracos y Paulo Emilio. Su padre pretendía ser descendiente de Agamenón. Paula tuvo un hijo, llamado Toxocio como su marido y cuatro hijas: Blesila, Paulina, Eustoquio y Rufina.

Paula era muy virtuosa como mujer casada y con su marido edificaron a Roma con su ejemplo. Sin embargo ella tenía sus defectos, particularmente el de cierto amor a la vida mundana, lo cual era difícil de evitar por su alta posición social. Al principio Paula no se daba cuenta de esta secreta tendencia de su corazón, pero la muerte de su esposo, ocurrida cuando ella tenía 33 años, le abrió los ojos. Su pena fue inmoderada hasta el momento en que su amiga Santa Marcela, una viuda romana que asombraba con sus penitencias, la persuadió de que se entregara totalmente a Dios. A partir de entonces, Paula vivió en la mayor austeridad.

Su comida era muy sencilla, y no bebía vino; dormía en el suelo, sobre un saco; renunció por completo a las diversiones y a la vida social; y repartió entre los pobres todo aquello que le pertenecía y evitó lo que pudiera distraerla de sus buenas obras.

En una ocasión ofreció hospitalidad a San Epifanio de Salamis y a San Paulino de Antioquía, cuando fueron a roma. Ellos le presentaron a San Jerónimo, con quien la santa estuvo estrechamente asociada en el servicio de Dios mientras vivió en Roma, bajo el Papa San Dámaso.

Santa Blesila, la hija mayor de Santa Paula, murió súbitamente, cosa que hizo sufrir mucho a la piadosa viuda. San Jerónimo, que acababa de volver de Belén, le escribió una carta de consuelo, en la que no dejaba de reprenderla por la pena excesiva que manifestaba sin pensar que su hija había ido a recibir el premio celestial. Paulina, su segunda hija, estaba casada con San Pamaquio, y murió siete años antes que su madre. Santa Eustoquio, su tercera hija, fue su inseparable compañera. Rufina murió siendo todavía joven.

Cuanto mas progresaba Santa Paula en el gusto de las cosas divinas, mas insoportable se le hacía la tumultuosa vida de la ciudad. La santa suspiraba por el desierto, y deseaba vivir en una ermita, sin tener otra cosa en que ocuparse más que en pensar en Dios. Determinó, pues, dejar su casa, su familia y sus amigos y partir de Roma. Aunque era la más amante de las madres, las lágrimas de Toxocio y Rufina no lograron desviarla de su propósito. Santa Paula se embarcó con su hija Eustoquio, el año 385; visitó a San Epifanio en Chipre, y se reunió con San Jerónimo y otros peregrinos en Antioquía. Los peregrinos visitaron los Santos Lugares de Palestina y fueron a Egipto a ver a los monjes y anacoretas del desierto. Un año más tarde llegaron a Belén, donde Santa Paula y Santa Eustoquio se quedaron bajo la dirección de San Jerónimo.

Las dos santas vivieron en una choza, hasta que se acabó de construir el monasterio para hombres y los tres monasterios para mujeres. Estos últimos constituían propiamente una sola casa, ya que las tres comunidades se reunían noche y día en la capilla para el oficio divino, y los domingos en la Iglesia próxima. La alimentación era escasa y mala, los ayunos frecuentes y severos.

Todas las religiosas ejercían algún oficio y tejían vestidos para sí y para los demás. Todos vestían un hábito idéntico. Ningún hombre podía entrar en el recinto de los monasterios. Paula gobernaba con gran caridad y discreción. Era la primera en cumplir las reglas, y participaba, como Eustoquio, en los trabajos de la casa. Si alguna religiosa se mostraba locuaz o airada, su penitencia consistía en aislarse de la comunidad, colocarse la última en las filas, orar fuera de las puertas y comer aparte, durante algún tiempo. Paula quería que el amor a la pobreza se manifestase también en los edificios e iglesias, que eran construcciones bajas y sin ningún adorno costoso. Según la santa, era preferible repartir el dinero entre los pobres, miembros vivos de Cristo.

Paladio afirma que Santa Paula se ocupaba de atender a San Jerónimo, y le fue a éste de gran utilidad en sus trabajos bíblicos, pues su padre le había enseñado el griego y en Palestina había aprendido suficiente hebreo para cantar los salmos en la lengua original. Además, San jerónimo la había iniciado en las cuestiones exegéticas lo bastante para que Paula pudiese seguir con interés su desagradable discusión con el obispo Juan de Jerusalén sobre el origenismo. Los últimos años de la santa se vieron ensombrecidos por esta disputa y por las preocupaciones económicas que su generosidad había producido. Toxocio, el hijo de Santa Paula, se casó con Leta, la hija de un sacerdote pagano, que era cristiana. Ambos fueron fieles imitadores de la vida de su madre y enviaron a su hija Paula a educarse en Jerusalén al cuidado de su abuela. Paula, la joven, sucedió a Santa Paula en el gobierno de los monasterios. San Jerónimo envió a Leta algunos consejos para la educación de su hija, que todos los padres deberían leer. Dios llamó a sí a Santa Paula a los 56 años de edad. Durante su última enfermedad, la santa repetía incansablemente los versos de los salmos que expresaban el deseo del alma de ver la Jerusalén celestial y de unirse con Dios.

Cuando perdió el habla, Santa Paula hacía la señal de la cruz sobre sus labios. Murió en la paz del señor, el 26 de enero del año 404.

Santa Paula, ruega por nosotros.

(fuente: corazones.org)

otros santos 26 de enero:

- Beato Miguel Kozal
- San Tito

lunes, 25 de enero de 2016

25 de enero: Beato Enrique Suso

Heinrich Seuse, religioso dominico y escritor místico, es uno de los autores espirituales alemanes más conocidos del s. XIV. Su espiritualidad se caracteriza por su amabilidad y por su claro concepto de que la vida interior es accesible a todas las almas de buena voluntad.


Vida

Nació en Constanza hacia 1295 y murió en Ulm el 25 en. 1366. A los 13 años ingresa como novicio dominico en el convento de Constanza y hace grandes progresos en la vida espiritual. A los 18 años se opera en él una conversión: su celo se traduce en un ascetismo más prudente; Dios le hace comprender que la mejor mortificación consiste en aceptar con resignación las pruebas enviadas por Él. Hace sus estudios, primero en Conslanza, luego en el Studium Generale de Estrasburgo y finalmente en Colonia. Hacia 1329 enseña Teología en el Colegio dominicano de Constanza. Entre 1329-36 compone sus dos obras más importantes: Libro de la sabiduría eterna y Libro de la verdad. A partir de 1336, se dedica al apostolado de la predicación por toda Alemania. En 1339 el convento de Constanza es clausurado, y Suso se traslada a Diessenhofen (Turgovia), donde es nombrado prior del convento en 1343. La comunidad vuelve a Constanza en 1346; pero en 1348 marcha a Ulm, donde pasa los últimos 18 años de su vida. El papa Gregorio XVI aprobó su culto en 1831. Su fiesta se celebra en la Orden dominicana el 2 de marzo.


Obras y valoración

Hacia 1362, reúne todas sus obras en un volumen titulado Exemplar, que encabeza con su autobiografía. La autenticidad de esta compilación y de la autobiografía, basada en las notas de Elisabeth Staglin, dominica del convento de Toss, han sido puestas en duda por los autores modernos (V. K. Bihlmeyer, «Theologische Revue», 1928, 84-88). Sus obras son: El libro de la sabiduría eterna, ya citado, escrito hacia 1335, y traducido al latín entre 1335 y 1338 por él mismo, bajo el título Horologium sapientiae; el Libro de la verdad y un Librito de cartas, ramillete de 11 epístolas de dirección espiritual escritas por Suso para Elisabeth Staglin y otros hijos espirituales suyos. Se le han atribuido igualmente: un Libro de sermones, El Librito del amor (Das Minnebüchlein) y el Libro de las nueve rocas, pero estos tres últimos son considerados por la crítica moderna como dudosos o apócrifos.

Sus dos obras más caracterizadas, El Libro de la sabiduría eterna y El Libro de la verdad, fueron concebidos por el autor en forma de diálogos entre el alma y Dios. En el primero, algo retocado en la ed. latina, contrapone la auténtica a la vana sabiduría de gran número de hombres de ciencia. La verdadera consiste en aprender a morir y esto comporta un estudio constante para convertir toda la existencia en alabanza de Dios. Los temas abordados especialmente son: la Pasión, la llamada del Señor, su amabilidad, su justicia, el valor de las pruebas en la vida espiritual. Hubiera bastado esta obra para inmortalizar a su autor. Tuvo una gran difusión antes de la invención de la imprenta. En Alemania ha compartido, durante largo tiempo, la popularidad con el libro de La imitación de Cristo (v. KEMPIS, TOMÁS DE) y ha servido de fuente de inspiración a los artistas que en el s. XV han tratado los temas de la Pasión.

El Libro de la verdad pretende principalmente refutar los errores místicos difundidos por los begardos heterodoxos (V. BEDUINAS Y BEGARDOS) y los hermanos del libre espíritu (V. LIBRE ESPÍRITU, SECTAS DEL). El Librito de las cartas perdió parte de su encanto y espontaneidad en la revisión que hizo Suso con vistas a su publicación, pero estas cartas son modelo de discreción y de discernimiento de espíritus.

Toda su obra ha sido influenciada indiscutiblemente por los maestros Eckhardt (v.) y Tauler (v.), pero aventaja a ambos en calor humano, en realismo y en comprensión de la naturaleza humana.

V. t.: ESPIRITUALIDAD; DOMINICOS I, 4 y III.

BIBL.: Para el estudio de la personalidad y obra de Suso: S. A. BIZET, Henri Suso et le déclin de la Scholastique, París 1946; R. ZELLER, Le serviteur de 1'éternelle sagesse. Le B. Henri Suso, París 1922.-Sus obras: en la ed. alemana, muy cuidada, de K. BIHLMEYER, Heinrich Seuse's deutsche Schritten, 2 vol., Stuttgart 1907; o en la ed. francesa de P. LAVAND, L'Oeuvre mystique de Henri Suso, 5 vol., París 1946-48; o en la de THIRRIOT, Oeuvres mystiques du Bienheureux Henri Suso, 2 vol., París 1899; A. WALZ, Suso, en Bibl. Sanct. 12,81-88.

escrito por Carlos María López
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991
(fuente: mercaba.org)

otros santos 25 de enero:

- Beato Manuel Domingo y Sol
- San Ananías

domingo, 24 de enero de 2016

24 de enero: Beata Paula Gambara Costa

(1463-1515)

Paula nació el 3 de marzo de 1463 en Brescia, al norte de Italia, de padres nobles y piadosos, Giampaolo Gambara y Catalina Bevilacqua. Con ocasión de su nacimiento, la familia repartió ayudas a instituciones benéficas y a familias pobres. La joven recibió una buena educación y fue orientada espiritualmente por el franciscano Andrés de Quinzano. Desde la adolescencia fue muy admirada por su belleza y sobre todo por el equilibrio y profundidad de sus virtudes cristianas. A pesar de su tendencia a la vida de oración y de recogimiento, sus padres la dieron en matrimonio, siendo muy joven, al conde Ludovico Antonio Costa, señor de Bene Vagienna (Cúneo). Después de unas nupcias principescas y de una entrada fastuosa en Piamonte, pues en Turín fueron acogidos por el mismo jefe del estado, el duque Carlos I de Saboya, establecieron su domicilio conyugal en el señorío del esposo. Pronto tuvieron un hijo a quien llamaron Juan Francisco.

Al principio, Paula siguió llevando el estilo de vida espiritual y piadosa del ambiente de su casa, aunque en un nuevo contexto de lujo y disipación. Pero, poco a poco, teniendo que participar en la vida de sociedad, se fue dejando conquistar por el fausto y la ostentación de los usos y costumbres del mundo que la envolvía. La Providencia, sin embargo, velaba por ella y no tardó en reconducirla al buen camino. En efecto, para su futuro espiritual fue decisivo el encuentro con el beato Ángel Carletti de Chivasso, sacerdote franciscano piamontés, figura eminente en su Orden y predicador afamado, a quien escuchó predicar y a quien confió la guía de su alma. Bajo su dirección, Paula, abandonando los usos y costumbres mundanos que había ido adoptando después de su matrimonio, volvió a la vida interior y devota de su adolescencia; pero, lejos de refugiarse en la huida o desprecio del mundo para hacer penitencia, se comprometió a vivir su conversión permaneciendo en el mundo, en el lugar a que la había llevado la Providencia y en medio de la gente de su clase y condición. Allí, según su director espiritual, tenía que demostrar que es posible vivir de manera coherente con la fe y el Evangelio en cualquier ambiente y circunstancias. Entró a formar parte de la Tercera Orden de San Francisco y desde entonces se consagró a cuidar más de los pobres y necesitados. Entre los años 1493-1503 hubo una hambruna que dio ocasión a Paula para ejercitar la generosidad con los muchos indigentes que acudían a sus puertas.

El esposo, que no comprendía ni aprobaba el cambio operado en su mujer, se volvió más soberbio, avaro, duro, disoluto; Paula estuvo como prisionera, y no pocas veces el conde la maltrataba a golpes, bofetadas e inclusive patadas; se volvió cruel hacia ella y la humilló hasta el extremo, dando pie a que la misma servidumbre no tuviera respeto alguno a su señora. Ludovico, que tenía una amante, acabó acogiéndola en su propia casa por más de diez años, a la vista de su mujer, de los domésticos y de la gente del entorno. Paula, aconsejada por el beato Ángel, no explotó ni simplemente se resignó; reaccionó, sí, pero no como enemiga o víctima, sino como esposa enamorada y preocupada por salvar a su marido de las redes pasionales que lo aprisionaban y lo llevaban a la perdición. En 1504 la amante del conde enfermó gravemente y todos la abandonaron. Solamente Paula se dedicó a cuidarla y la preparó para morir reconciliada con Dios.

Finalmente, el sacrificio y comportamiento de Paula dieron su fruto: el conde comprendió la calidad humana y espiritual tan elevada de su esposa, se convirtió de su vida disipada y le permitió a Paula llevar externamente el hábito franciscano y practicar libremente sus obras de piedad y de caridad. Sucedió que el conde cayó gravemente enfermo, y ella lo cuidó como esposa amante y enfermera suya; además, en sus oraciones lo encomendó al beato Ángel, que había fallecido en Cúneo. Ludovico se curó y fue en peregrinación a visitar la tumba del Beato; el relato de esta curación se incluyó en las actas para la beatificación del P. Ángel. Cuando más tarde Paula quedó viuda, se dedicó con total entrega a educar al hijo y a asistir a los pobres y enfermos. Muchas veces el Señor premió su caridad con prodigios. Murió en Bene Vagienna (Cúneo), donde había vivido de casada, el 24 de enero de 1515. El pueblo la veneró de inmediato, apreciando en ella sobre todo su modo de vivir el matrimonio con aquel marido; en su tierra natal subsiste el dicho: «Ha sido probada como la beata Paula». Su culto inmemorial fue confirmado por el papa Gregario XVI el 14 de agosto de 1845.

[Cf. Ferrini-Ramírez, Santos franciscanos para cada día. Asís, Ed. Porziuncola, 2000, pp. 30-31] (fuente: www.franciscanos.org)

otros santos 24 de enero:

- Beato Timoteo Giaccardo
- San Francisco de Sales

sábado, 23 de enero de 2016

23 de enero: San Mainbodo

†: c. s. IX - país: Francia
otras formas del nombre: Mainboeuf, Maimbaldus


En Dampierre, cerca de Besançon, en Borgoña, san Mainbodo, oriundo de Irlanda, el cual, peregrino y eremita, fue asesinado por unos ladrones.

Hacia el año 900, el obispo de Besançon, llamado Berengario, hace trasladar desde la iglesia de San Pedro en Dampierre a la ciudad las reliquias de un santo -Maimbodo, Maimboldo, y muchas otras formas-, cuya fiesta se celebraba localmente el 23 de enero, al cual el propio obispo debía una milagrosa cura de la vista, ya que sus enemigos lo habían cegado.

Es este el núcleo desde el que nos ha llegado la tradición puramente oral y cúltica de este santo, cuya vida se desconoce por completo. En el traslado de reliquias era normal relatar alguna forma de "vida" del santo, por lo que fue tomando cuerpo una noticia que en esencia dice: un peregrino irlandés llega a Dampierre predicando el evangelio, sin embargo va vestido con ropas -especialmente con unos guantes- que podrían indicar cierta fortuna; unos ladrones, creyéndolo rico, lo apalean hasta la muerte, y esconden su cuerpo. No obstante en la tumba se comenzaron a obrar milagros, y el peregrino comenzó a ser venerado como santo, y puesto que predicaba el evangelio, y es de suponer que también se los proclamó a los malhechores, también como mártir. Sobre la tumba se construyó luego una iglesia.

Tradicionalmente se supuso que los hechos correspondían al siglo V, hacia el año 480, e incluso así está inscripto en muchos martirologios; sin embargo no hay ninguna razón para fecharlo más en ese siglo que en otro, ya que la leyenda local no contiene ningún dato que pudiera verificar una cronología. Por este motivo en la inscripción actual se lo coloca en el siglo IX, no porque sepamos cuándo ocurrió, sino por el límite lógico del traslado realizado por Berengario.

Que el culto ya existía en ese tiempo es evidente, ya que precisamente el traslado se produce como agradecimiento ante un milagro del santo, pero de allí no es posible avanzar más; y desde luego que no se lo inscribe en la actualidad como mártir, siendo que murió como consecuencia de una fechoría simple, y no como defensor de la fe o de la justicia o de la verdad, que son los criterios -ya de por sí muy amplios- en la catalogación de los mártires medievales.

La vida tradicional y las circunstancias del traslado las cuenta un historiador de la diócesis del siglo XVII, el P. Chifflet, SJ, en Acta Sanctorum, enero, II, pág. 542ss. En Duchesne, Fastes Episcopaux, III, 198ss puede leerse la sucesión episcopal de la sede de Besançon, con la complicada cuestión de Berengario, ya que no figura en al actual lista episcopal oficial. En Petits Bollandistes, de Guerin, tomo I, pág 582 puede leerse la leyenda tradicional, armonizada para hacer posible la inscripción en el 480. La imagen -reconocible por el bastón de peregrino y los guantes- se encuentra en un altar de la iglesia dedicada al santo en Dampierre.

(fuente: eltestigofiel.org)

otros santos 23 de enero:

- San Ildefonso
- Santa Marianne Cope

viernes, 22 de enero de 2016

22 de Enero: San Vicente

Mártir
Año 304

San Vicente: ¡que nos consigas del cielo la gracia de Dios que nos vuelva muy valientes para proclamar nuestra fe!

Vicente significa: "Vencedor, victorioso".

San Vicente era un diácono español, y su martirio se hizo tan famoso que San Agustín le dedicó cuatro sermones y dice de él que no hay provincia donde no le celebren su fiesta. Roma levantó tres iglesias en honor de San Vicente y el Papa San León lo estimaba muchísimo. El poeta Prudencio compuso en honor de este mártir un himno muy famoso.

Era diácono o ayudante del obispo de Zaragoza, San Valerio. (Diácono es el grado inmediatamente inferior al sacerdocio). Como el obispo tenía dificultades para hablar bien, encargaba a Vicente la predicación de la doctrina cristiana, lo cual hacía con gran entusiasmo y consiguiendo grandes éxitos por su elocuencia y su santidad.

El emperador Diocleciano decretó la persecución contra los cristianos, y el gobernador Daciano hizo poner presos al obispo Valerio y a su secretario Vicente y fueron llevados prisioneros a Valencia. No se atrevieron a juzgarlos en Zaragoza porque allí la gente los quería mucho. En la cárcel les hicieron sufrir mucha hambre y espantosas torturas para ver si renegaban de la religión. Pero cuando fueron llevados ante el tribunal, Vicente habló con tan grande entusiasmo en favor de Jesucristo, que el gobernador regañó a los carceleros por no haberlo debilitado más con más atroces sufrimientos. Les ofrecieron muchos regalos y premios si dejaban la religión de Cristo y se pasaban a la religión pagana. El obispo encargó a Vicente para que hablara en nombre de los dos, y éste dijo: "Estamos dispuestos a padecer todos los sufrimientos posibles con tal de permanecer fieles a la religión de Nuestro Señor Jesucristo". Entonces el perseguidor Daciano desterró al obispo y se dedicó a hacer sufrir a Vicente las más espantosas torturas para tratar de hacerlo abandonar su santa religión.

El primer martirio fue un tormento llamado "el potro", que consistía en amarrarles cables a los pies y a las manos y tirar en cuatro direcciones distintas al mismo tiempo. Este tormento hacía que se desanimaran todos los que no fueran muy valientes. Pero Vicente, fiel a su nombre, que también significa "valeroso", aguantó este terrible suplicio rezando y sin dejar de proclamar su amor a Jesucristo.

El segundo tormento fue apalearlo. El cuerpo de Vicente quedó masacrado y envuelto en sangre. Pero siguió declarando que no admitía más dioses que el Dios verdadero, ni más religión sino la de Cristo. El mismo jefe de los verdugos se quedó admirado ante el valor increíble de este mártir.

Entonces el gobernador le pidió que ahora sí le dijera dónde estaban las Sagradas Escrituras de los cristianos para quemarlas. Vicente dijo que prefería morir antes que decirle este secreto.

Y vino el tercer tormento: la parrilla al rojo vivo. Lo extendieron sobre una parrilla calientísima erizada de picos al rojo vivo. Los verdugos echaban sal a sus heridas y esto le hacía sufrir mucho más. Y en todo este feroz tormento, Vicente no hacía sino alabar y bendecir a Dios.

San Agustín dice: "El que sufría era Vicente, pero el que le daba tan grande valor era Dios. Su carne al quemarse le hacía llorar y su espíritu al sentir que sufría por Dios, le hacía cantar". Si no hubiera sido porque Nuestro Señor le concedió un valor extraordinario, Vicente no habría sido capaz de aguantar tantos tormentos. Pero Dios cuando manda una pena, concede también el valor para sobrellevarla.

El tirano mandó que lo llevaran a un oscuro calabozo cuyo piso estaba lleno de vidrios cortantes y que lo dejaran amarrado y de pie hasta el día siguiente para seguirlo atormentando para ver si abandonaba la religión de Cristo. El poeta Prudencio dice: "El calabozo era un lugar más negro que las mismas tinieblas; un covacho que formaban las estrechas piedras de una bóveda inmunda; era una noche eterna donde nunca penetraba la luz".

Interviene Dios. Pero a medianoche el calabozo se llenó de luz. A Vicente se le soltaron las cadenas. El piso se cubrió de flores. Se oyeron músicas celestiales. Y una voz le dijo: "Ven valeroso mártir a unirte en el cielo con el grupo de los que aman a Nuestro Señor". Al oír este hermoso mensaje, San Vicente se murió de emoción. el carcelero se convirtió al cristianismo, y el perseguidor lloró de rabia al día siguiente al sentirse vencido por este valeroso diácono.

(fuente: ewtn.com)

otros santos 22 de enero:

- Beato Ladislao Batthyány-Strattmann
- Beata Laura Vicuña

jueves, 21 de enero de 2016

21 de enero: Beato José Nascimbeni

Presbítero y Fundador del Instituto de la Hermanitas de la Sagrada Familia

Martirologio Romano: En Castelletto di Brenzone, junto al lago de Garda, en Italia, beato José Nascimbeni, presbítero, fundador del Instituto de la Hermanitas de la Sagrada Familia (1922).

Fecha de beatificación: 17 de abril de 1988 por el Papa Juan Pablo II.

José Nascimbeni nació en Torri del Benaco (diócesis y provincia de Verona) el 22 de marzo de 1851, hijo de Antonio y Amadea Sartori.

Su padre era carpintero y su madre ama de casa. Familia modesta económicamente, pero religiosamente rica.

Estudió las primeras letras en su pueblo natal, luego en el Colegio de los Jesuitas de Verona, finalmente en el Seminario diocesano. Ordenado Sacerdote el 9 de agosto de 1874.

Nombrado maestro y vicario cooperador en San Pedro di Lavagno, luego en Castelletto, de donde vino a ser párroco en 1885. Durante 37 años ejerció como párroco de dicho lugar, desempeñando una intensa actividad pastoral y social, sobre todo a favor de los jóvenes, los enfermos y los pobres. Tuvo especial cuidado de los moribundos, a quienes auxiliaba con los sacramentos.

Obtuvo para su población los servicios de correo, telégrafo y acueducto. Durante la primera guerra mundial se prodigó en la asistencia a los soldados. Para atender a las necesidades del pueblo con “las obras de caridad espiritual y corporal”, fundó el 4 de noviembre de 1892 las Hermanitas de la S. Familia, con la colaboración de la sierva de Dios María Dominga Mantovani, para colaborar en las actividades parroquiales y en la asistencia a los enfermos.

El 31 de diciembre de 1916, mientras celebraba la Eucaristía, sufrió una hemiplejía izquierda, enfermedad que sobrellevó con admirable paciencia y fe, hasta el 21 de enero de 1922, fecha de su muerte. Tenía 71 años de edad. Sus últimas palabras fueron: "!Viva la muerte porque es el principio de la vida!”.

(fuentes: franciscanos.net; catholic.net)

otros santos 21 de enero:

- Beata Josefa María de Santa Inés
- Santa Inés

martes, 19 de enero de 2016

19 de enero: Santos Mario, Marta, Audifax y Abaco

Mártires

Martirologio Romano: En la vía Cornelia, en el decimotercer miliario antes de Roma, en el cementerio de Ninfa, santos Mario, Marta, Audifax y Abaco, mártires (c. s. IV).

Etimología Mario: propio de la gente que pensaba descendía del dios Marte, es de origen latino.

Marta = señora, es de origen arameo.

Ejemplo de familias cristianas, San Mario, su mujer Marta y sus dos hijos, Abaco y Audifax, de la nobleza persa, dejaron su tierra y se dirigieron a Roma, para visitar los sepulcros de los mártires y consolar a los cristianos que sufrían en la prisión.

Con la ayuda de un sacerdote, pudieron dar cristiana sepultura a 260 mártires, cuyos cuerpos estaban decapitados y permanecían en el campo expuestos a las inclemencias del tiempo. Pero mientras realizaban su buena obra, fueron sorprendidos por las autoridades romanas y llevados ante tribunal. El prefecto Flaviano y el gobernador Marciano, habrían realizado el interrogatorio.

Durante el imperio de Decio, éste había ordenado que aquellos que fueran sospechosos de ser cristianos, para no ser condenados a muerte debían hacer un acto de adhesión al culto pagano como adorar la estatua del emperador, o quemar un gramo de incienso ante la estatua de algún Dios. Por supuesto, Mario y su familia no aceptaron tal cosa y fueron decapitados.

Se les dio sepultura en un campo donde luego se edificó una iglesia, meta de innumerables peregrinaciones durante la Edad Media.

Pidamos por su intercesión que nos dé el Señor gozar de la paz en esta tierra y encontrar luego la alegría en la vida eterna.


Sus reliquias en Chile

Las reliquias de San Mario, estuvieron ocultas por muchos años en el interior de la Iglesia San Ignacio de Loyola en Santiago de Chile, hasta que por casualidad fueron encontradas el 24 de junio de 1994. Las reliquias fueron traídas de Roma, de las catacumbas, en el siglo XVIII por el Padre Haymbhausen, ocultas dentro de esta imagen de cera que encargó en su tierra natal, Baviera. Estos restos fueron traídos especialmente para acrecentar, en Chile, la devoción a este Santo Mártir. Se encuentran ubicados bajo el altar donde está la pintura de San Ignacio.

(fuentes: misa_tridentina.t35.com ; catholic.net)

otros santos 19 de enero:

- San Basiano
- Beato Marcelo Spí­nola y Maestre

lunes, 18 de enero de 2016

18 de enero: Santa Prisca de Roma

La Iglesia Católica recuerda a Santa Prisca o Priscila, Mártir del primer siglo de la era cristiana.

Ella y su esposo Aquila prestaron muy valiosos servicios a la naciente Iglesia que Cristo fundó.

Esto consta en la carta de San Pablo a los Romanos: "Saludad a Prisca y Aquila, colaboradores míos en Cristo Jesús. Ellos expusieron sus cabezas para salvarme. Y no soy solo en agradecérselo, sino también todas las Iglesias de la gentilidad" (Romanos 16,3-4).

Proporcionaron su propia casa para el uso de la Iglesia: "Os envían muchos saludos Aquila y Prisca en el Señor, junto con la Iglesia que se reúne en su casa" (1 Corintios 16, 19).

El nombre Priscila es el diminutivo de Prisca (que viene de la lengua latina y significa "Antigua"). Ella es muy mencionada junto con su esposo en el Nuevo Testamento. Aquila era judío y posiblemente Priscila también; vivían en Roma, hasta que el emperador Claudio promulgó un decreto por el que ordenó salir de Roma a todos los judíos.

Priscila y su esposo se fueron a vivir a Corinto, en Grecia. El nombre Prisca lo utiliza San Pablo para referirse a esta santa cuando la menciona en sus cartas o epístolas, mientras que Priscila aparece en los Hechos de los Apóstoles, de San Lucas.

Estuvieron con Pablo en varios lugares, como Roma, Éfeso y Corinto, con quien anduvieron desde el año 50. En Corinto, Pablo se quedó a vivir y a trabajar con ellos, pues tenían el mismo oficio: fabricaban tiendas (Hechos 18,1-3). También Aquila y Priscila evangelizaban, pues conocían exactamente el Camino y lo exponían con precisión (Hechos 18,26).

Desde muy antiguo se le tributó culto en Roma a esta joven romana. En el siglo IX, mediante las excavaciones arqueológicas, se descubrió e identificó que estaba enterrada en Aventine con el nombre de "Priscila, mujer de Aquila, judío cristiano".

Según las Actas escritas en el siglo X y por lo tanto sin valor histórico, cuando hablan de ella, dicen que era una joven a la que llevaron al anfiteatro para la diversión de la gente. Se lanzó sobre ella un león y, en lugar de hacerla pedazos, se echó sus pies.

En vista de esta situación, la devolvieron de nuevo a la cárcel. Se dice que, cuando la mataron, un águila velaba su cuerpo hasta que la enterraron en las Catacumbas de Priscila, en donde hay en la actualidad una iglesia dedicada a su nombre desde el siglo IV.

Al respecto, lo que sí se puede afirmar con toda certeza es que existe en Roma la bella iglesia de Santa Prisca que, significando el triunfo de Cristo, se construyó sobre el santuario de Mitra, un dios falso de origen persa que era el dios sol de los paganos.

En lo que respecta al arte, los pintores la plasmaron en sus cuadros como una joven mártir con un león o dos, una espada y un águila cerca de ella. El león domado o domesticado a sus pies simboliza la caída del paganismo, al igual que la construcción de la iglesia sobre un templo pagano.

Santa Priscila es para nosotros un ejemplo claro de sacrificio por la fe en Cristo.

Oración:

Dios todopoderoso y eterno, que al premiar a los santos nos ofreces una prueba de tu gran amor hacia los hombres, te pedimos que la intercesión y el ejemplo de Santa Priscila nos sirva siempre de ayuda para seguir más fielmente a Jesucristo, tu Hijo. Que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.

(fuente: vidascristianas.com)

otros santos 18 de enero:


- Beata María Teresa Fasce
- Beata Regina Protmann

domingo, 17 de enero de 2016

17 de enero: San Sulpicio el Pío

Obispo

Martirologio Romano: En Bourges, ciudad de Aquitania, san Sulpicio, llamado el Pío, obispo, que habiendo pasado del palacio real al episcopado, su mayor preocupación fue el cuidado de los pobres (647).

San Sulpicio II, llamado «el Pío», fue obispo de Bourges, en la Francia centro-septentrional. Su vida, escrita poco después de su muerte, narra una versión bastante clásica de su juventud, es decir, el pasaje de una vida agitada a la renuncia a sus bienes y la completa donación a los pobres, seguida de una conducta muy austera: rígidos ayunos, oración nocturna, recitación cotidiana del salterio entero.

No nos ha llegado la fecha de su elección como obispo, situada habitualmente antes del 627, porque en ese año participó del Concilio de Clichy, y consagró a san Desiderio como obispo de Cahors. Los dos mantenían una regular correspondencia epistolar. Fue un pastor amadísimo por su pueblo, al que defendía de la tiranía de Lullo, ministro del rey Dagoberto. Los reyes merovingios eran en este período veladores de la Iglesia, pero Sulpicio, organizando un ayuno de tres días, intentó convencer al nuevo soberano, Clodoveo II, de tratar a su pueblo con mayor suavidad.

Poco tiempo antes de morir, ya extenuado por la fatiga, pidió al rey ser sustituido en el ministerio episcopal, para poder dedicarse más intensamente al cuidado de los pobres. Murió en el 647, y en sus funerales se vieron espectaculares manifestaciones de luto, tanto que el clero tuvo que apurar la celebración de las exequias. A su memoria se dedicó el célebre seminario parisino de Saint-Sulpice (en el que, entre otros, estudiara San Juan Bautista de La Salle.

responsable de la traducción: Xavier Villalta 
(fuente: catholic.net)

otros santos 17 de enero:

- San Antonio, abad
- San Jenaro Sánchez Delgadillo

sábado, 16 de enero de 2016

16 de enero: San Marcelo I, Papa

En la serie de los Pontífices, el Papa Marcelo ocupa el puesto número 30. Fue Pontífice por un año: del 308 al 309.Era uno de los más valientes sacerdotes de Roma en la terrible persecución de Diocleciano en los años 303 al 305. Animaba a todos a permanecer fieles al cristianismo aunque los martirizaran. Elegido Sumo Pontífice se dedicó a reorganizar la Iglesia que estaba muy desorganizada porque ya hacía 4 años que había muerto el último Pontífice, San Marcelino.

Era un hombre de carácter enérgico, aunque moderado, y se dedicó a volver a edificar los templos destruidos en la anterior persecución. Dividió Roma en 25 sectores y al frente de cada uno nombró a un presbítero o párroco. Muchos cristianos habían renegado de la fe, por miedo en la última persecución, pero deseaban volver otra vez a pertenecer a la Iglesia.

El Papa Marcelo, apoyado por los mejores sabios de la Iglesia, decretó que aquellos que deseaban volver a la Iglesia tenían que hacer algunas penitencias por haber renegado de la fe durante la persecución.

Muchos aceptaron la decisión del Pontífice, pero algunos promovieron tumultos contra él, e incluso lo acusaron ante el Emperador Majencio quien abusando de su poder, que no le permitía inmiscuirse en los asuntos internos de la religión, expulsó al Pontífice de Roma.

Según el "Libro Pontifical", el Papa Marcelo se hospedó en la casa de una laica muy piadosa de nombre Marcela, y desde ahí, siguió dirigiendo a los cristianos. Al enterarse el Emperador, obligó al Pontífice a relalizar trabajos forzosos en las caballerías y pesebres imperiales que fueron trasladados a esa zona.

El Papa falleció en el año 309.

(fuente: aciprensa.com)

otros santos 16 de enero:

- Beata Juana María Condesa Lluch
- San Ticiano de Oderzo

viernes, 15 de enero de 2016

15 de enero: San Mauro

Abad

Martirologio Romano: En Glanfeuil, junto al río Loire, en el territorio de Anjou, de la Galia (hoy Francia), san Mauro, abad (s. VI/VII).

Etimología: Aquel que procede de Mauritania, es de origien latino.

Nació en Roma de una familia ilustre el año 511. Se educa desde su adolescencia bajo la dirección de S. Benito, llegando a ingresar en su orden donde llega a ser Abad y fundador de muchos monasterios en Francia.

Taumaturgo por el episodio del estanque con el niño Plácido, la curación de los menesterosos y sus relaciones con el conde Gaidulfo, enemigo funesto de los monjes franceses. Su gran espíritu de penitencia le impulsa a retirarse a bien morir. Entrega su alma a Dios el 15 de enero del 583.

Al no constar el tiempo en que llegaron sus reliquias a Extremadura, sólo se puede afirmar ser muy antigua su veneración. El Sínodo diocesano de 1501 se expresa en estos términos: "Y así mismo, mandamos que en el lugar de Almendral se denuncie por fiesta de guardar el día de santo Mauro, por cuanto allí está el cuerpo". El Arcipreste de Santa Justa en Toledo, Julián Pérez llega a firmar que en 1130 ya se celebraba su memoria en Almendral según costumbres de muchos años antes, que en opinión de Solano de Figueroa sería a final de la monarquía goda, opinión no compartida hoy.

Cuando él es visitador general del Obispado en 1658 indaga sobre el asunto y recoge la tradición de que los benedictinos fueron sus portadores, aunque no hay papeles de bulas pontificias que lo acrediten debido a la desaparición de documentos por un incendio.

Fueron trasladadas dichas reliquias a la Catedral por el Obispo benedictino de Badajoz D. Fray José de la Zerda el 1643, continuando parte en Almendral, como lo fuera en Fosano, Montecasino y Marsella. La guerra con Portugal, que comenzó el 1640, obligó a dicho traslado por los motivos de seguridad. El 8 de Abril de 1668 ordena al cabildo entregar el cuerpo de San Mauro a la villa de Almendral. La entrega la hacen el 29 del mismo mes, los capitulares Juan Rebolero y Pedro Lepe. Quedó una reliquia en la Seo de la catedral, encargándosele a Solano de Figueroa la depositara en el relicario.

La Iglesia y obispado de Badajoz celebraba el 15 de Enero al Santo Abad.

(fuentes: Archidiócesis de Madrid; catholic.net)

otros santos 15 de enero:

- San Arnoldo Janssen
- San Francisco Fernández de Capillas

jueves, 14 de enero de 2016

14 de enero: Santa Macrina

Vida de Macrina: santidad, virginidad y ascetismo femenino cristiano en Asia Menor del siglo IV


El periodo en que Santa Macrina vivió (c. 325-380) fué marcado por la disputa entre diversas corrientes de pensamento en el cristianismo. De religión perseguida por vários emperadores romanos, especialmente por Diocleciano (284-305), el cristianismo vino a ser aceptado a partir del 313 (Edicto de Milán), durante el reinado de Constantino (306-337). Las grandes cuestiones que ocupaban a las almas de aquél entonces eran la Creación, la naturaleza de Cristo y su relación con el Padre y el Espírito Santo, es decir: el cimiento del cristianismo, la Santísima Trinidad.

En 325, en el Concílio de Nicea, convocado por Constantino, fueron rechazadas las ideas de Arrio (c. 260-336), obispo de Alejandría, que afirmaba que Dios y Cristo no poseían la misma substancia (ousia): el Hijo seria inferior al Padre. Para Arrio, apesar de haber sido creado antes del Tiempo y ser superior al resto de la Creación, el Hijo seria diferente del Padre en substancia. En Nicea, las enseñanzas de Arrio fueron condenadas y se adoptó el concepto de homousios (de substancia idéntica) para establecer la relación entre Padre e Hijo, asi como fué descrito en el Credo de Nicea:

Creemos en un Dios, Padre Todopoderoso Creador de todas las cosas, visibles e invisibles, Y en nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, El único concebido por el Padre, de la misma substancia Dios venido de Dios, luz de luz, Engendrado no creado de la misma substancia del Padre, A través del cual todas las cosas fueron hechas, Asi en el Cielo como en la Tierra, Que por nosotros los hombres y por nuestra salvación descendió y se hizo hombre, Sufrió, resucitó al tercer día, Subió a los cielos, de donde vendrá para juzgar los vivos y los muertos. Y creemos en el Espírito Santo... (ARMSTRONG, 1994: 119-120)

No entanto, no hubo unanimidad en Nicea y después del concilio, los obispos continuaron predicando como antes. El arrianismo continuó fuerte por más de sesenta años, prácticamente durante toda la vida de Macrina, que junto a las persecuciones imperiales a los cristianos de Oriente, van a ser el telón de fondo en la redacción de la obra Vida de Macrina.

Este artículo pretende abordar la cuestión de la santidad y del ascetismo femenino y la importancia de la virgindad para el cristianismo del siglo IV, tomando como estudio de caso la obra Vida de Macrina, escrita entre los años 380-383 por su hermano Gregorio, obispo de Nisa (c. 371-395), en Capadocia, uno de los principales opositores al arrianismo. Gregorio participó activamente en el Concilio de Constantinopla (381), convocado por el emperador Teodosio I (379-395), donde fué reafirmada la consusbstancialidad entre Padre e Hijo, confirmada en el Credo de Nicea.

*

Macrina era la hija mayor de entre diez hermanos. Nació en la ciudad de Cesarea, en Capadocia, que en otras épocas fué un reino independiente y provincia del Imperio Romano a partir del año 14 d.C. Situada a orillas del río Halys — frontera natural entre el Asia Menor romana y las regiones interiores —, el arzobispado de Cesarea formaba, al lado del obispado de Nisa, una área fuertemente cristianizada a partir del 325. Su familia pertenecía a un segmento de la aristocracia helenizada de Asia Menor que prontamente aceptó el cristianismo (TEJA, 1989: 92).

Los abuelos de Macrina habían perdido sus propriedades por profesar el cristianismo debido a la persecución del emperador Diocleciano — durante todo este periodo el Oriente fué marcado por persecuciones a los cristianos. Su abuela, Macrina, la Vieja también fué posteriormente considerada santa. Sus padres, San Basilio, el Viejo y Santa Emélia, también sufrieron persecuciones religiosas por parte del emperador Galério Máximo (293-311). Apesar de firmar un edicto poco antes de su muerte que garantizaba la tolerancia para con la Igresia cristiana, Galério fué considerado un oso por los escritores cristianos, como Eusebio y Lactancia, por su ferocidad contra la fé cristiana (BOWDER, s/d: 125-126).

La familia de Macrina se mudó para el Ponto (Pontus), provincia romana localizada al norte de Capadócia. Tal como era exigido a un miembro de la aristocracia, la niña fué novia a los doce años, más la precoz muerte del pretendiente la hizo recusar obstinadamente cualquier nuevo compromiso. Apesar de no haber consumado el matrimonio, Macrina consideraba que ya se había casado y decidió dedicar su vida a la virginidad y a la búsqueda de la perfección cristiana. Como señal de su nueva alianza, usaba um anillo colgado en el cuello que supuestamente contenía un fragmento de la cruz en la cual Cristo había sido crucificado.

Este pasaje es relevante por delimitar su elección ascética y hablar del anillo, que fué encontrado por Vestiana, viúda de alta reputación que vivía en retiro, en el momento en que se preparabam los funerales de Macrina. Ambos, Vestiana y Gregorio consideraron el gesto de Macrina como uma gran forma de devoción:

“Vea”, dice [Vestiana], “que tipo de ornamento está colgado en el cuello de la santa!” En cuanto hablaba, [Vestiana] aflojó el broche y después lo estiró con la mano y nos mostró una representación de una cruz de hierro y un anillo del mismo material. Ambos estaban cerrados por un fino hilo que permanecía continuamente en el corazón.”

“Dejenos dividir el tesoro”, yo dije. “Tú tienes un estilete de la cruz, yo quedaré contento en heredar el anillo”— pués la cruz estaba trazada en el sello del anillo también.

Mirando para eso, la señora me dice otra vez “— Tu no erraste al escoger este tesoro, pués el anillo es ancho en el aro y fué escondido en un pedazo de la Cruz de la Vida.
VM [990 D]

La aspiración a la pureza religiosa en el siglo IV era también perseguida por los ascetas, los “renunciantes cristianos” que se alejaban de las ciudades en dirección al desierto. Allá hacían celdas excavadas en las depresiones de las dunas hasta alcanzar agua salubre. Pretendían así que sus habitaciones fueran tumbas, donde él religioso estaría “muerto” para el mundo (BROWN, 1990: 186-187).

Uno de los principales objetivos de estos ascetas era alejarse de las mujeres y principalmente del deseo sexual. La vida del anacoreta era austera, centrándose en el trabajo manual, en las oraciones, los ayunos y en la meditación. La falta de comida era la mayor privación enfrentada por ellos, pués pensaban que el mayor error en el pecado original fuera la gula, que habría llevado a Adan y a Eva a transgredir las ordenes de Dios. Diminuyendo la ingestión de comida, estos hombres creian estar purificando sus cuerpos de las pasiones y de su contaminación, pués el cristiano perfecto era aquel que podía estar totalmente expuesto a toda la comunidad, no teniendo verguenza de sus pensamientos o sueños. De hay que fuera tan importante para ellos educar el cuerpo hasta que los deseos sexuales inconcientes — como la polución nocturna — fueran eliminados (BROWN, 1990: 196-197).

Algunas mujeres también experimentaron la religiosidad del desierto, como Alejandra, Maria, la Egípcia, Thaís, Sinclética y las hermanas Menodora y Metrodona. El principal rasgo de las “madres del desierto” era la adopción de trajes masculinos. En la mayor parte de los casos la motivación para la fuga del mundo ocurría debido a un impedimento en el matrimonio o por haber tenido uma vida que consideraban pecaminosa. Después de la muerte de estas mujeres su santidad fué muchas veces reconocida y testimoniada en vitae escritas por hombres (KING, s/d: Internet).

El camino de Macrina es distinto al de los ascetas femeninos y masculinos del desierto. Ella está ligada a la fundación del monacato en Oriente, apesar de haber quedado opacada por la figura de sus hermanos. Este es el periodo de los orígenes del monacato primitivo (TEJA, 1989: 82). Tres de ellos son considerados padres de la Iglesia, por haber actuado como defensores del cristianismo niceno contra el arrianismo: Basilio de Cesarea (c. 330-379), Gregorio de Nisa y Pedro de Sebaste. Todos fueron obispos, siendo también conocidos como los padres de Capadocia. Además de ellos, Naucratius, otro hermano de Macrina, se volvió ermitaño, dedicando su vida a auxiliar a los pobres. Acabo muriendo tragícamente en una expedición de cacería aún muy joven.

A ella, Gregório dedicó la obra Vida de Macrina, escrita en griego poco después de la muerte de la hermana, entre 380 e 383. En ella explicó el papel preponderante que la hermana tuvo en la vida de los hermanos y relató la trayectoria de Macrina rumbo a la santidad. Fué escrita en forma de carta y dedicada al monje Olímpio, que lo acompañó en el Concilio de Constantinopla en 381.

Después de la muerte del padre en 340, año en que también nació el menor de los hermanos Pedro, Macrina, con apenas quince años, decidió nunca alejarse de la madre. Mas tarde, en 352 ambas se retiraron para una propriedad de la familia en Anesi, próximo al rio Iris, en el Ponto, y allá formaron un convento con antiguas siervas, próximo del convento de su hermano Basilio. Las otras propiedades fueron vendidas para auxiliar a los pobres, y madre e hija pasaron a vivir sin lujos, realizando trabajos manuales y domésticos, siguiendo el ejemplo de desprecio de las riquezas tan característico de los valores ascéticos de entonces (BLAZQUEZ, 1989: 108):

Macrina persuadió a su madre a desistir de la vida común y todo el estilo de vida ostentoso y los servicios domésticos a los cuales ella estaba acostumbrada antes, (...) y compartió la vida de las siervas, tratando a todas sus esclavas y criados como si ellos fueran hermanos y pertenecieran a la misma condición social que ella. VM [966D]

Llevaron uma vida de estricto ascetismo, dedicandose a la meditación sobre las verdades del cristianismo y a las oraciones. Era una organización de tipo familiar que que acostumbraba prestar ayuda a los pobres. Este claustro femenino debía ser um espacio inviolable, lejos del espacio profano público, asociado al paganismo (BROWN, 1990: 232). El convento era considerado esencial para que las virgenes absorbieran la cultura sagrada: através de él las mujeres podian ser alfabetizadas.

No sólo los hermanos de Macrina, más tambiém amigos de la familia como Gregorio Nacianceno y Eustaquio de Sebaste estuvieron ligados a esta comunidad y fueron estimulados a hacer mayores avances en dirección a la perfección cristiana.

En el contexto de la espiritualidad cristiana del siglo IV, Macrina tuvo un papel preponderante. Las virgenes eran vistas como el “único ser humano que ha permanecido tal y como originalmente creado (...) como um desierto en si.” (BROWN, 1990: 226).

El hecho de realizar una vida entera sin contacto con el otro sexo y basar su conocimiento unicamente en las Escrituras hacian que Macrina y otras virgenes fueran consideradas verdaderos pilares del cristianismo. Al contrário de los hombres, que como los próprios hermanos de Macrina estaban ligados aún a la cultura pagana y a las disputas por el poder en las ciudades (contra los arrianos, por ejemplo), las virgenes, para los obispos, mantenian la pureza original del pensamiento cristiano.

Se utilizaban entonces literariamente la metáfora del espejo para tratar esta contemplación interior, del “mirar para dentro”, del acto de mirar su reflejo íntimo, vislumbrar contemplativamente la materialización del alma, siempre por intermédio de las Escrituras. Según los obispos, las virgenes tendrian entonces un papel fundamental en esta actitud (COSTA, 2000: 79). Esta era una preocupación de los escritores de la época: Juan Crisóstomo (398-404), obispo de Constantinopla, hizo una série de predicaciones que dieron origen al tratado Sobre la Virginidad (382), donde demostraba la alegría de pertenecer a una raza humana que se encontraba en el umbral de una nueva era (BROWN, 1990: 278).

Por su parte, en la obra De la Virginidad, Gregorio de Nisa afirmaba que

...como un espejo, cuando es bien hecho recibe en su superficie pulida los rasgos de aquel que le es presentado, así también el alma, purificada de todas las manchas terrestres, recibe en su pureza la imagen de la belleza incorruptible. (CHEVALIER, 1995: 393).

Platónico seguidor de la escuela que Orígenes (c. 185-254) fundara en Cesarea, Gregorio creía que para que cualquier método fuera eficaz debería ser como un espejo, como una virgen, especie decuerpo-espejo donde las personas podrían vislumbrar la pureza de la imagen de Dios. Según él, una virgen era un espejo del alma y una imagen física del Jardín del Edén, también tierra virgen (BROWN, 1990: p. 249).

Por el hecho de no casarse y no ser madres, las virgenes ascetas eran consideradas próximas de Dios y de Adán, semejantes a la humanidad antes del pecado original y vistas como novias de Cristo, teniendo así acceso irrestricto al conocimiento — de hay la posibilidad de, através del ascetismo, tener acceso a la alfabetización. Por ejemplo, Macrina poseía un excelente bagaje intelectual: su madre la enseñó a leer usando las Escrituras y ella conocía autores cristianos, como Orígenes, además de leer las obras de los hermanos (CORRIGAN, s/d: Internet). Su sobrenombre era Tecla, la compañera imaginária de San Pablo y ligada a Sócrates, lo que asociaba a Macrina con la figura de la mujer sábia (ALEXANDRE, s/d: 535), porque asceta, porque virgen.

De acuerdo con Gregorio, el sobrenombre secreto de la hermana vino durante un sueño de la madre, Emélia, antes del parto:

Y alguién con forma y brillo más espléndido que un ser humano apareció (a Emélia) y se dirigío a la niña que ella estaba cargando por el nombre de Tecla, aquella Tecla que es tan famosa entre las virgenes. Después de hacer esto y testimoniarlo tres veces, él partió de su presencia y le dió a ella un parto fácil, de manera que, en aquél momento, se levantó y vió su sueño realizado. Ahora, ese nombre era usado apenas en secreto. Mas me parece que la aparición no hablaba tanto para guiar a la madre para la elección correcta del nombre, más para preveer la vida de la joven niña y para indicar por el nombre que ella debería seguir el modo de vida de este nombre. VM [962 C]

El sueño de Emélia es bastante revelador, ya que era la forma como los hombres de la época imaginaban el contacto con Dios — no nos olvidemos que todas las informaciones al respecto de Macrina son siempre mediadas por su hermano Gregorio, que justifica el hecho de escribir sobre la vida de una mujer:

En este caso, fué una mujer la que nos suministró nuestro asunto; si, de hecho, ella debía ser una mujer de estilo, yo no sé si es conveniente designarla por su sexo, a quien ultrapasó tanto su sexo. VM [960 B]

Podemos observar las mujeres de este periodo, más siempre filtradas por las miradas masculinas. En el caso de Gregorio, la decisión de escribir la vida de la hermana santa viene acompañada de la aprobación de otro hombre, el monje Olímpio, a quien él le dedica la obra y a quien atribuye también haberle dado la incumbencia de escribir el relato:

Entonces, tú decidiste que la historia de su noble carrera vale la pena ser contada para evitar que tal vida sea desconocida en nuestro tiempo, y que el registro de una mujer que creció por la filosofia para la mayor elevación de la virtud humana no debe pasar por las sombras del olvido inútil; yo creo por bien obedecerte. VM [960 C]

Este es un tipo de problema de análisis de fuentes muy comum para la documentación de la época. Ellos dicen lo que ellas son y principalmente lo que debem ser (DUBY, s/d: 9). El mismo tipo de problema ocurre en el caso de Santa Mónica (c. 331-387), “viva” para la Historia por su hijo San Agustín (COSTA, 1995).

De cualquier modo, es importante que se entienda el sueño cristiano del siglo IV como un objeto onírico de transmisión del logos divino, pués este fué el periodo de formación — en la teoría y en la práctica — de un tipo especial de imaginário, la onirologia cristiana (LE GOFF, 1994: 283). Yá vimos que en el siglo IV el cristianismo todavía estaba en una fase de formación de sus dogmas, y el sueño ejerció un papel preponderante en la construcción del imaginário cristiano (LE GOFF, 1994: 329). La hagiografia del período tiene al sueño como punto convergente de la vida de la mayor parte de los santos, y el sueño de la madre de Macrina es de un tipo muy especial, así mismo excepcional, pués viene directamente de Dios.

Macrina puede realizar las aspiraciones que su madre tuvo cuando joven. Emélia había preferido quedarse soltera. Ambas tuvieron un relacionamento de mucha afectuosidad. De acuerdo con Gregorio, la sensación de la madre fué como si siempre hubiera cargado la hija en su vientre: el tiempo estaría inmóvil, señal indicadora de la santidad venidera, donde el pasado, presente y futuro estabam juntos y parecian coexistir (GUREVITCH, 1990: p. 122) en el útero de la madre.

Uno de los deseos de Macrina era que después de su muerte ella fuera colocada en la tumba al lado de la madre para que “sus cuerpos quedaran mezclados uno con el otro (...) y que su compañerismo en vida no fuera quebrado en la muerte” (VM [996 B]).

Es importante resaltar el papel de Macrina y de otras virgenes en la elaboración de retiros para donde afluían jovenes pobres y también viudas ricas que decidian ingresar en la vida religiosa. Es por ejemplo el caso de Vestiana:

una señora de nacimiento noble, que había sido famosa en la juventud por la riqueza, la buena familia, la belleza física y todas las otras distinciones. Ella se había casado con un hombre de alta posición y vivido con él un corto periodo. VM [988C]

De acuerdo con Peter Brown las organizaciones femeninas como las de Macrina se basaban en lazos de amistad y contaban con grandes grupos de virgenes, de cincuenta a cien, el alto contingente se debía a que el convento mantenía a señoras ricas que entregaban sus recursos a la iglesia y también vivian allí (BROWN: 1990, p. 222).

Para Macrina ser considerada santa, dos motivos pueden ser destacados. Su papel de virgen, conforme ya demostramos, y su vida ascética. Mas también debido a sus milagros, dos de ellos relatados con detalles por su hermano: la cura producida por Dios en la própria santa y la cura de una niña por Macrina.

En la historia del primer milagro, Macrina sufría de un tumor en el pecho, cosa que preocupaba mucho a su madre, principalmente por la hija recusarse a ser atendida por um médico. Entonces Macrina se dirigió a Dios y le pidió la cura, lo que le fué concedido:

Entonces, cuando la noche llegó, después de cuidar de su madre como siempre, ella fué para el santuario y suplicó por toda la noche a Dios por la cura. Un torrente de lágrimas cayó de sus ojos al suelo, y ella utilizó el lodo hecho de sus lágrimas como um remédio para su enfermedad. Cuando su madre se sintió desanimada y otra vez le insistió para que ella permitiera que el médico la viera, ella dijo que seria suficiente para la cura de su mal, que su madre le hiciera la señal sagrada en el local con su própria mano. Cuando su madre colocó la mano en el seno para hacer la señal de la cruz, la señal actuó y el tumor desapareció. VM [992B]

En lugar del tumor quedó apenas una pequeña marca, símbolo del milagro divino que Vestiana, la viuda a quien yá nos referimos antes, mostró a Gregorio momentos antes del entierro de Macrina:

“Ves”, ella dice, “esta pequeña marca borrada abajo del cuello? Era como una cicatriz hecha por una pequeña aguja. En cuanto hablaba, ella trajó una lámpara próxima al local que me estaba mostrando. “Lo que sorprende”, yo hable, “es como si el cuerpo hubiera sido marcado con alguna señal débil en este lugar”. “eso”, ella replicó, “fué dejado en el cuerpo como una prueba de la poderosa ayuda de Dios. (...)

“Mas eso”, ella dice, “es un minúsculo trazo de la marca; que apareció en el local de la terríble llaga y permaneció hasta el final de lo que podría ser, como imaginó, una memória de la visita divina, una ocasión y recuerdo de la perpétua acción de la gracia de Dios.” VM [992 A] e [992C]

El otro milagro fué la cura de una niña, que tenía una enfermedad en uno de los ojos, hecho que su padre contó a Gregorio. De acuerdo con el padre, “su apariencia [de la niña] era repulsiva y causaba pena, la membrana alrededor de su ojo era más ancha y emblanquecida por la enfermedad” (VM [996 D]).

Al visitar el retiro, él se había quedado en el ala masculina, junto com Pedro de Sebaste, hermano de Macrina, y su mujer e hija, en la compañia de Macrina y sus compañeras:

Cuando entramos en aquel domicílio divino, mi mujer y yo nos separamos, visitamos aquellos buscadores de filosofia de acuerdo con nuestro sexo. Fué para el ala de los hombres, presidida por Pedro, su hermano, en cuanto mi esposa fué para el ala femenina y conversó con la santa. VM [996 D]

A pesar de todo, en el momento en que se preparaban para partir, tanto Macrina como su hermano protestaron y ella hizo una promesa a la madre de la criança, si por acaso permaneciera mas un poco:

Su hermano [Pedro] estaba insistiendo para que yo me quedará y compartiera la mesa de los filósofos, y la santa señora no queria dejar que mi mujer se fuera antes que preparara una comida para ellos y las entretuviera con las riquezas de la filosofia. Y besando a la niña, como era natural, y colocando sus lábios en sus ojos, ella vió la enfermedad de la pequeña y dice — “si me concedes el favor de dividir nuestra comida, te daré a ti a cambio una recompensa no inmerecida por tal honor.”

“Cúal es?”, dice la madre de la niña.

“Yo tengo un remedio”, dice la gran señora, “que es poderoso para curar enfermedades en los ojos.” VM [998 A]

Los padres de la niña, entonces, permanecieron en el retiro por más tiempo y después de la comida partieron. En medio del viaje, afligida, la señora recordo haber olvidado pedir el medicamento a Macrina, y el marido ya pensaba en mandar a alguién , cuando la madre percibió que el milagro yá había sido efectuado:

Yo estaba avergonzado por el descuido [de olvidar el medicamento] y pedí que alguién volviera deprisa para ir a buscarlo. Así fué lo que ocurrió, la niña, que estaba en los brazos de la ama, miró para la madre y la madre miró en los ojos de la niña.

“Paren”, dice, avergonzada por la desatención, gritando con alegría y miedo. “Vean!”

“Nada de lo que fué prometido está faltando! Ella realmente le dió a la niña el verdadero remédio que cura la enfermedad; es la cura que viene de la oración. Yá dió ambos y él yá provó su eficácia; nada de la enfermedad quedó en los ojos. Todo fué purificado por el remédio divino.” VM [998 C e D]

Y, de acuerdo con sus palabras a Gregorio, el padre de la niña había entendido los designios de Dios:

“Qué puede sorprender en la recuperación de la visión de los ciegos por las manos de Dios, cuando Sus criaturas, ejecutando esas curas por la fé en Él, realizaron algo que no es inferior a aquellos milagros?”

Tal fué la história de él; que fué interrumpida por sollozos, y lágrimas y atragantaron lo que profirió. Tanto por el militar [el padre] como para su historia.” VM [998 D]

Estos son los milagros más importantes realizados por Macrina descritos por Gregório, mas él cita otros en su conclusión del relato, que según afirma, no explicará con mayores detalles, pués según su opinión podrian exceder la comprensión de muchos:

Muchos hombres juzgan lo que es creible en una historia por la medida de su própia experiencia. Mas lo que excede la capacidad del oyente, los hombres reciben con insulto y sospecha de falsedad, [como algo] muy remoto de la realidad. Consecuentemente, omito aquella extraordinária acción agrícola en la época de hambre, [de modo] como el maíz alivió las necesidades,a pesar de distribuído costantemente, no sufrió ninguna diminución perceptible, permaneciendo siempre en cantidad lo mismo que era antes de ser distribuído a las necesidades de los suplicantes. Y después de eso, hubo acontecimentos aún más sorprendentes, los cuales yo podría contar. Curas de enfermedades, expulsiones de demónios y previsiones verdaderas sobre el futuro. Se cree que todos sean reales, así mismo que aparentemente inacreditábles, por aquellos que los investigaron con cuidado. Mas por la mente carnal son juzgados fuera de lo posíble. (los grifos son nuestros) VM [1000 A]

*

Qué importancia tuvo esta santa en la vida de los hermanos, Basilio de Cesarea, Gregorio de Nisa y Pedro de Sebaste?

En la Vida de Macrina, Gregorio elógia la sabiduria de la hermana y su papel de conductora de la familia. De Pedro, el menor, menciona que ella ejerció un papel fundamental en su formación, después de la muerte del padre:

Así, habiendo sido todas las cosas para el joven — padre, profesora, tutora, madre, donadora de todos los buenos consejos — ella produjó tales resultados que, antes que la edad de la infancia hubiera pasado, cuando él aún estaba desvistiendo el primer florecimento de la tierna juventud, aspiró a la alta marca de la filosofia. [972C]

Al alcanzar la edad adulta, Pedro de Sebaste pasó a dividir el retiro de Anesi con Macrina. En cada una de las margenes del río Iris se localizaba una comunidad. La de las mujeres era regida por Macrina desde la muerte de la madre, y la de los hombres dirigida inicialmente por Basilio y después de su muerte, por su hermano Pedro.

Con relación a Gregorio de Nisa, el escritor de su biografia, Macrina le dió aliento para preservar sus creencias. Debido a las disputas contra el arrianismo, Gregorio fué depuesto del cargo de obispo y expulsado de Nisa en 376, habiendo reasumido sus funciones con la muerte del emperador Valenciano. Al quejarse con la hermana de sus penas, fué estimulado por ella a ser fuerte y dar gracias a Dios por lo que ya había recibido:

Tú no cesarás de ser insensíble a las bendiciones divinas? No remediarás la ingratitud de tu alma? No compararás tu posición con aquella de nuestros padres? Y aún, con relación a las cosas del mundo, nosotros podamos orgullarnos de ser bien nacidos y pensar que vinimos de una familia noble. Nuestro padre era muy estimado desde joven por su conocimiento; de hecho su fama se estableció por todas las cortes de ley de la provincia. Subsecuentemente, a pesar de él sobrepasar a todos en retórica, su reputación no se extendió más allá del Pontus. Mas él estaba satisfecho en tener fama en su própia tierra.

No entanto tú, [ella dice], eres renombrado en ciudades, pueblos y países. Iglesias te citan como un aliado y dirigente, y no ves la gracia de Dios en todo eso? VM [982 B]

Sobre Basilio, que había estudiado retórica en Atenas, Gregorio dice que la hermana lo llevó a despreciar el orgullo por sus conocimientos y lo condujo al camino de la humildad:

El hermano de Macrina, el gran Basilio, retornó después de su largo periodo de educación, ya un hábil retórico. Él estaba envanecido más de la cuenta con el orgullo de la oratória y despreciaba a los dignatarios locales, superando según su própia opinión a todos los hombres de liderazgo y alta posición.

No entanto, Macrina lo tomó por la mano, y con tal rapidez lo llevó también en dirección a la marca de la filosofia, que renunció a las glórias de este mundo y despreció la fama ganada por el discurso (...) Su renúncia a la propriedad fué completa, para que nada debiera impedir una vida de virtud. VM [966C]

Basilio, el Grande, o San Basilio, el más viejo de los hermanos, fué mas tarde considerado doctor de la Igresia. Visitó a los ascetas de Siria, Egipto y Palestina (GILSON, 1998: 63). Es considerado el padre del monacato oriental y su regla fué inspirada en la que Macrina escribió para su retiro en Anesi. Fundó hospitales y se dedicó a cuidar de los pobres, teniendo como principal proyecto la formación de fraternidades basadas en el auxílio mútuo y en el voto de pobreza (BROWN, 1990: 243).

Produjó vários escritos contra el arrianismo, también se le dá el crédito por la fórmula de Dios como única esencia [hypostasis] con tres personas [hypostases]. Murió nueve meses antes que Macrina, en 379.

Además de incitar la fe en sus hermanos, la importancia de Macrina no es nada despreciable en la historia del cristianismo primitivo del siglo IV. Su influencia junto a la de su hermano Basilio fué notable. Gracias a ella, Basilio se tornó eremita, fundó monastérios y trazó las reglas que regirian la vida monástica de la Igresia Ortodoxa — Basilio representa el hombre nuevo de las elites dirigentes del Bajo Imperio: aristocrático y latifundista apegado a la vida urbana, amante de la cultura griega y convicto de su cristianismo, monje y obispo (TEJA, 1989: 94).

Si llevamos en consideración el peso de las palabras y gestos sobre sus hermanos, podemos tener una idea de la influencia de Macrina en la construcción del monacato cristiano: San Benito se inspiró en Basilio de Cesarea para elaborar su regla. De Macrina a San Benito, la historia del monacato en el mundo cristiano fué así modelado, con base en el ascetismo rigoroso, en la lectura de las Escrituras y en el papel de las vírgenes como metáforas vivas del Paraíso Perdido.

Através del relato sobre su vida, también podemos observar la actuación de una mujer como conductora intelectual de su familia. Como guia y protectora espiritual ella era la “maestra”, mi “señora”. Un cambio significativo de la mirada masculina en relación a ellas. Nacida en el seno de los hogares cristianos, pués se creía que el dueño de casa era el principal beneficiado con la devoción de su virgen, la asceta era, por eso mismo, un ejemplo de comportamiento, de pureza. Según Gregorio, en su obra De la Virginidad, las virgenes mantenían una relación de tiempo completo con el Creador, y por eso Macrina se encontraba en la “frontera del mundo invisíble”, que era interrumpido por los humanos que se dedicaban al sexo.

El modelo de Macrina ayudó a fortalecer uma idea vigente de entonces, el que las mujeres consagradas eran un depósito de valores para las comunidades cristianas. Eran las kanonikai — mujeres comprometidas com um canon, una vida regular y ascética cotidiana en un pequeño grupo espiritual y orgánico que las destacaba de las otras fieles. Nacia así el ideal ascético cristiano femenino. A corto prazo, el modelo de Macrina influenciaría, por ejemplo, la actitud ambivalente de la sociedad patriarcal de Bizancio en relación a la mujer: entre Eva y Maria, entre el ideal ascético cristiano de la virgindad y el del celibato, y la “promoción” del matrimonio (TALBOT, 1998: 118). Además de modelo de mujer santa, la vida de Macrina es también modelo original para las abadesas medievales.

A largo plazo, el modelo ascético de Macrina fortaleció el discurso del polo positivo femenino cristiano (ALEXANDRE, s/d: 511): la exaltación de la virgen, con su poder de donación, intrínseco a su sexo, su influencia cristiana en el seno de la familia (2 Tim), y su papel auxiliador en la conversión de las poblaciones al cristianismo.

Es con este último punto, este atributo femenino — la conversión — que terminamos este artículo. Un pasaje de una carta de Basilio de Cesarea a los habitantes de Neocesarea, que muestra la fuerza de la imagen de Macrina, la fuerza cristiana femenina, en la difusión del cristianismo del siglo IV:

Que prueba más clara podría haber en favor de nuestra fe que el hecho de haber sido educados por una anciana que era una bienaventurada mujer salída de en medio de vosotros? Os hablo de la ilustre Macrina, que nos enseñó las palabras del bienaventurado Gregorio (el Taumaturgo), todas las que la tradición oral le había conservado, que ella misma guardaba y de las que se servia para educar y para formar en los dogmas de la piedad al niñito que aún éramos? (ALEXANDRE, s/d: 554)

Además del ascetismo y de la función mágica de la virgen como un vislumbramiento de la pureza de Dios, este era el principal papel femenino que los hombres de aquel entonces veían en las mujeres: cimiento transmisor de la fé en los linajes. Propagar la fé por medio de su amor infinito resguardado en su virginidad eterna.

*

Fonte
Vida de Macrina. (Trad. de Adriana Zierer, com base no texto estabelecido por W. K. Lowther Clarke na Internet Medieval Sourcebook).

Bibliografia citada

ALEXANDRE, Monique. “Do anúncio do Reino à Igreja. Papéis, ministérios, poderes femininos”. In: DUBY, Georges e PERROT; Michelle (dir.). História das Mulheres no Ocidente, Volume 1 – A Antiguidade (dir. De Pauline Schmitt Pantel). Lisboa: Edições Afrontamento/EBRADIL, s/d, p. 510-563.

ARMSTRONG. Karen. Uma História de Deus. Quatro milênios de busca do Judaísmo, Cristianismo e Islamismo. São Paulo: Companhia das Letras, 1994.

BLAZQUEZ, J. M. “El monacato de los siglos IV, V y VI como contracultura civil y religiosa”. In: HIDALGO DE LA VEGA, Maria José (ed.). La Historia en el contexto de las ciencias humanas y sociales. Homenaje a Marcelo Vigil Pascual. Salamanca: Universidad de Salamanca, 1989, p. 97-121.

BOWDER, Diana. Quem foi quem na Roma Antiga. São Paulo: Art Editora/Círculo do Livro, s/d.

BROWN, Peter. “Antiguidade tardia”. In: ARIÈS, Philippe e DUBY, Georges (dir.). História da vida privada I. Do Império Romano ao ano mil. São Paulo: Companhia das Letras, 1990, p. 224-299.

BROWN, Peter. Corpo e Sociedade. O homem, a mulher e a renúncia sexual no ínicio do cristianismo. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 1990.

CHEVALIER, Jean e GHEERBRANT, Alain. Dicionário de Símbolos — mitos, sonhos, costumes, gestos, formas, figuras, cores, números. Rio de Janeiro: José Olympio Editora, 1995.

CORRIGAN, Kevin. Syncletica and Macrina: Two Early Livres of Womem Saints (link is external).

COSTA, Ricardo da. A Árvore Imperial — um Espelho de Príncipes na obra de Ramon Llull (1232?-1316?). Tese de doutorado, UFF, Niterói, 2000.

COSTA, Ricardo da. “Santa Mônica: a criação do ideal da mãe cristã”. In: Representações da Antigüidade — III Congresso Nacional de Estudos Clássicos — IX Reunião da Sociedade Brasileira de Estudos Clássicos. Rio de Janeiro: SBEC/Instituto de Filosofia e Ciências Sociais da Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ), 1995, p. 21-35.

DUBY, Georges e PERROT, Michele. “Escrever a história das mulheres”. In: DUBY, Georges e PERROT; Michelle (dir.). História das Mulheres no Ocidente, Volume 1 – A Antiguidade (dir. De Pauline Schmitt Pantel). Lisboa: Edições Afrontamento/EBRADIL, s/d, p. 7-18.

GILSON, Etienne. A Filosofia na Idade Média. São Paulo: Martins Fontes, 1998.

GUREVITCH, Aron. As categorias da cultural medieval. Lisboa: Caminho, 1990.

KING, Margot. The Desert Mothers: A Survey of the Feminine Anchoretic Tradition in Western Europe (link is external).

TALBOT, Alice-Mary. “A mulher”, In: CAVALLO, Guglielmo (dir.). O Homem Bizantino. Lisboa: Editorial Presença, 1998, p. 115-139.

TEJA, Ramon. “Monacato y historia social: Los orígenes del monacato y la sociedad del Bajo Imperio Romano”. In: HIDALGO DE LA VEGA, Maria José (ed.). La Historia en el contexto de las ciencias humanas y sociales. Homenaje a Marcelo Vigil Pascual. Salamanca: Universidad de Salamanca, 1989, p. 81-96.

The Catholic Encyclopedia. New York: Robert Appleton Company, Vol. IX, 1999.

(fuente: www.ricardocosta.com)

otros santos 14 de enero:

- San Félix de Nola
- Beato Pedro Donders
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...